SEGUNDA PARTE
Miraba hacia atrás constantemente,
y con un suspiro de nuevo miraba hacia delante. Se lo tenía que haber
imaginado, tenía que haberlo previsto. Lo conocía, sabía que era capaz de
hacerlo, pero pensaba que su cobardía le ayudaría a ser sensato.
“Por una vez odio que fueras valiente”
La drogó y tan solo le dejó una simple frase.
Era cierto que cada día se hacia
más visible que les retrasaba y era una molestia para el grupo, pero nadie se había
quejado. Cargarían con el hasta donde fuera necesario, y ese era el problema, él
lo sabía y prefirió ayudarnos a todos.
De nuevo volvió la vista atrás, y
de nuevo otra decepción. No podía aceptar que se hubiera ido así. Todo se había
esfumado en una sola noche. En su estado no duraría mucho tiempo, si se cruzaba
con un caminante sería su fin y la
herida sin tratamiento le mataría igual.
“Tonto, ¡TONTO!”
Se estaba rezagando, el golpe había
sido muy duro y su mente no estaba al cien por cien.
Desde la cabeza del grupo le
llamaron para que se diera más prisa. El grupo, aunque dolido, aceptó la decisión
y continuó hacia delante. Como él querría.
En su cabeza no dejaba de oír su
voz, calmada, como siempre. Y aquella frase. Maldita sea.
“Recuérdame mejor de lo que fuí”
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