Iba yo camino al ayuntamiento
cuando de pronto, de imprevisto, sin aviso ninguno, desde una maceta brota un
voluntario de ACNUR, y me hostiga con las preguntas que siempre realiza esta organización;
"¿Disculpe buen señor quiere sexo?" Y yo: “No, lo siento, no puedo
colaborar con vosotr...” Y antes de que pudiera acabar la frase, se había rasgado
la camiseta por el pecho, sus ojos se habían vuelto rojos como el magma del Pokemon
Rubí, pelos negros brotaban de su espalda y torso. Cuando me he dado cuenta de
que transformación se estaba dando ante mí, ya era tarde, con sus zarpas se ha
abalanzado sobre mi cuerpo serrano y me ha dejado la camisa nueva hecha unos
zorros oye. Total, que me ha tocado sacar mi pistola cargada con balas de plata y
negociar con él, se la he vendido a cambio de sexo animal y salvaje, y todos
contentos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario